Imagina a una mujer que piensa que es buena en sí misma, una mujer que confía en sí misma y que se tiene respeto, que escucha sus necesidades y sus deseos y sale a su encuentro con ternura y con gracia.
Imagina a una mujer que ha aprovechado la influencia del pasado para la vida presente, una mujer que ha caminado por su pasado y lo ha sabido curar en el presente.
Imagina a una mujer que actúa, que se esfuerza y que se mueve en dirección a sí misma, que rechaza la rendición excepto para cambiar hacia su ser más verdadero y la voz de su sabiduría.
Imagina a una mujer que nombra a sus propios dioses, una mujer que se imagina a sí misma como un ser divino a su propia imagen y semejanza, que proyecta su propia espiritualidad y permite que ésta le informe cada día acerca de lo que va sucediendo en su vida.
Imagina a una mujer enamorada de su propio cuerpo, una mujer que cree que su cuerpo es el que es y con ello es suficiente, que celebra su cuerpo y sus ritmos y ciclos como prueba de ese recurso natural exquisito que en sí constituye su cuerpo.
Imagina a una mujer que celebra el rostro de la Diosa y del Dios inspirada en su propio rostro en continuo proceso de cambio, una mujer que celebra los años que se van acumulando en su sabiduría de mujer, que rechaza utilizar su valiosa energía para disfrazar los cambios que se van produciendo en su cuerpo y en su vida.
Imagina a una mujer que valora a las mujeres de su vida, una mujer que se sienta en un círculo de mujeres, quien le recuerda la verdad de sí misma cuando a ella se le olvida.
IMAGINATE A TI MISMA COMO ESA MUJER!
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